miércoles, 3 de diciembre de 2014

Mira mi aflicción, y líbrame.

"Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra" (Sal. 119:25) "Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra" (v. 28). Señor, sabes cuánto te necesito en este momento. Realmente estos días estuve desesperada y me sentí perdida, a pesar de que sé que te tengo. Me estuve sientiendo incapaz de enfrentar todo lo que está pasando...el tema de mi padre, que aunque jamás hablo de él y tampoco lo pienso mucho es algo que está latente, debajo de la piel. La enfermedad de mamá, los últimos parciales que me tienen loca de nervios, y el resto ya lo conoces. Todos me dicen que ponga la mejor cara y trate de enfrentar las cosas lo mejor que pueda, que quizás el estudio sea una forma de evadirme de lo que pasa en casa y de las cosas que pasaron antes (que por supuesto no tienen la menor idea, y naturalmente que no pienso contarles). Yo sonrío y gracias gracias, lo que me decís es genial, tenes razón, voy a intentarlo y ya veré que hago. Entiendo la buena intención de las personas, pero no saben que en estos momentos el supuesto "escape" que es el estudio es lo que más me complica la vida. Aunque yo pienso que no puedo, gracias a la gloria de Papá no se trata de lo que yo pueda o no hacer. Se trata de que Él puede, de que yo debo descansar el Él porque me ama, porque es el único que conociéndome tan bien me ama. Su infinita gracia y bondad permiten que no dependa de mí misma para hacer las cosas; depende de cuánto yo le ame y cuánta fe tenga en Su verdad. No me siento original citando Filipenses 4:13 "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" porque muchas veces se usa hasta para cuando tenes miedo de ir al dentista. Pero cuando literalmente sentís que están en un hoyo mil metros bajo tierra, versículos como este vienen bien. Anteayer por la noche estaba desesperada porque tenía que rendir o estaba preocupada por lo mal que me fue este año en el profesorado (seguramente ambas) y me puse a orar. Oré y lloré y lloré y alabé, di las gracias porque a pesar de todo Él estaba conmigo y no iba a soltarme, y me inundó una paz que JAMÁS había sentido en toda mi vida, ni siquiera desde que me convertí. Cuando clamas, Dios oye, y es verdad. Él te ama tanto que cada vez que estás mal, se desespera porque le hables y le cuentes lo que te pasa. ¡Él te quiere consolar!! Realmente fue una calma de otro mundo. En medio de las lágrimas acabé por sonreír y me levanté a leer mi Biblia: necesitaba más tiempo en su reconfortante presencia. Lo que ocurrió después es que sentía la más absoluta seguridad de que todo iba a estar bien. Lo juro, de un ataque de nervios pasé a la más hermosa calma...y mi precioso Jesús hizo eso. Nada más con la cara enterrada en mi almohada empecé a clamar, y como siempre Él escuchó y actuó. Empecé a escribir de mal ánimo, buscando descargarme en forma de oración virtual, y al recordar todo esto otra vez estoy tranquila, otra vez me siento segura y cuidada y sé que Dios está conmigo y va a pelear mis batallas (éxodo 14:14).

martes, 2 de diciembre de 2014

Cada cosa buena, la considero demasiado buena para ser verdad.

En los años de mi encierro voluntario en casa, aprendí a crear paisajes ficticios tan reales como cualquier parte de mi cuerpo. Escribía como loca, llenaba cuadernos y agendas enteras en cosa de semanas. Realmente puedo decir que aprendí a convivir conmigo misma, soportarme y sostenerme en cada dificultad con una fortaleza que me asombra, mirando, años más tarde, atrás. ¡Era tan dueña de mí misma! o al menos era en extremo auto suficiente (cosa que aunque me haya sido tan útil, hoy quizás no recomendaría). Saben, con hacer de tu alma un glaciar sólo se consigue endurecerse hasta para las cosas buenas. Aun hoy todavía me cuesta confiarle cosas a quien se convirtió en mi mejor amiga...aunque más bien eso se debe a que no quiero molestarla con pavadas sobre cómo me siento, cuántas veces fui al baño hoy y cuántos eructos contuve en la mesa. Ella el año que viene va a casarse, y si bien es una hermosa persona y no sé qué haría sin sus retos y consejos, a veces siento que está tan ocupada en sus cosas que no me escucha cuando le hablo. Una cosa es decir cualquier estupidez y que el otro se olvide (no me importaría eso)pero es muy distinto cuando te abrís con el otro sobre algo que te tiene con dudas, miedo o inseguridad, y tu amigo se olvida y no recuerda que le hayas contado eso, o él mismo te dice "no pensé que hablabas en serio" o "creí que lo dijiste como al pasar, así que no le di importancia", etc etc. No pretendo que dejes de hacer lo que estás haciendo cuando te hablo, pero sí cuando ves que necesito un consejo o alguien que me escuche aunque sea un día. Más aun, cuando que yo literalmente dejo de hacer lo que esté haciendo apenas noto algo distinto en tu forma de escribir, o apenas me decís: "Che, anduve medio bajoneada por esto y esto y esto". Pero repito, no pretendo lo mismo de vos ni de nadie, porque sé que todos corremos las 24 horas del día a la facultad, a casa, a la casa de una abuela o amiga, dejamos de estresarnos por los parciales para comenzar a estresarnos por los problemas en casa o con el novio, o lo que sea. Entonces tengo la sensación de que no estaría bueno añadir más problemas sobre cómo me siento a la vida de las personas, y que no vale la pena abrirle tu alma a una persona ocupada que mientras le contas lo que te aflige está pensando en otra cosa. A veces se me ocurre que podría estar siendo un poco demasiado dura conmigo misma, que no me dejo pasar una y me pongo metas imposibles, que mi vagancia extrema odia que me imponga. A veces creo que soy una inútil, que no tengo la menor idea de qué será de mi vida si sigo como ahora, o me deprimo por la cantidad de personas a las cuales debo de estar decepcionando. mis profesores y amigos dicen "Es una chica muy capaz, muy inteligente, le interesa todo", "Meli, vos tenés mucha capacidad de comprensión"y "Mirá, no sé porqué querés dejar la carrera...capacidad no te falta". Pues yo sí me siento incapaz e irresponsable. Que me pase horas leyendo, escribiendo y opine sobre temas "más de grandes" no tiene nada que ver. Eso se llama libertad de expresión y es gratis. Desconozco si alguna vez podré abrirme completamente con las personas, o al menos con una. Que apenas me note rara o preocupada me pregunte cómo estoy, de una y sin anestesia, que me haga sentir que de verdad le importo y no sea una pregunta de cortesía. Todos, sin excepción, necesitamos un amigo (mejor si es varón, porque es MUCHO más fácil hablar con los varones que con las mujeres)que nos acepte y nos quiera aun conociéndonos, aun sabiendo que soy un desastre y que doy un paso para adelante y tres para atrás. Y que no me juzgue. Nada más. No quiero molestar, causar problemas o añadirlos en casa. ¿Te das cuenta? no soy capaz de abrirme con mi propia familia... Me duele la cabeza, mi gata se tiró un pedo cerca de mi cara y tengo dudas acerca de mi carrera. Qué sé yo; la vida sigue.